ARTE MUDÉJAR

Fachada palacio rey don Pedro, Alcázar de
Sevilla (S. XIV)



Nacido en un momento convulso, durante la reconquista del territorio peninsular por parte de los reinos cristianos, el arte mudéjar adquirió una gran importancia.

Este éxito se fraguó a partir de diversos factores, en los que la recuperación de territorio en manos musulmanas fue el eje central, aunque también ayudó el momento de crisis y recesión económica que padecía Castilla y que permitió la entrada de trabajadores musulmanes, mano de obra más barata, así como la fascinación de los cristianos por el arte del Islam.

Con el término mudéjar, del árabe mudajalat, el que no emigra, se definió a la población musulmana vencida en territorio cristiano, y posteriormente se utilizó para definir el arte realizado en territorio cristiano con elementos del arte islámico.

Torre de El Salvador, Teruel
(S. XIV)
Este arte perduró durante siglos en la península Ibérica, iniciándose en la reconquista y extendiéndose hasta el siglo XVII, con la expulsión de los moriscos, musulmanes convertidos, por Felipe III.

Es un arte en el que se combinaron los estilos cristianos, especialmente románico y gótico, con motivos ornamentales y materiales empleados en Al-Ándalus.

No se puede hablar de un estilo artístico unitario ya que tomó elementos propios de cada región creándose diferentes focos, siendo los más destacados Castilla León, Toledo, Aragón, momento de mayor esplendor del arte mudéjar, y Andalucía.

Aunque una de las características propias del arte mudéjar en general fue el uso de materiales baratos, tomado del arte musulmán.

Destacó el uso del ladrillo, básico para la construcción de muros y pilares, que se recubrió con abundante decoración para disimular su pobreza, la madera, para las cubiertas, siguiendo el modelo de los artesonados o alfarjes musulmanes decorados con lacerías y el yeso, un material procedente de oriente e introducido en la península por los musulmanes, que fue utilizado sobretodo para la decoración de los muros y las fachadas de los edificios.

Interior Sinagoga del Tránsito, Toledo (S. XIV)
Arquitectónicamente los alarifes siguieron tipologías de origen cristiano, tanto en planta como en alzado, mientras que los elementos constructivos fueron en su mayoría de origen musulmán. Se prefirió el uso del pilar a la columna, los arcos de herradura, apuntado o polilobulados y una decoración que cubría todas las superficies, basada en arcos ciegos, arquerías dobladas, ladrillos esquinados y otras decoraciones geométricas.

Utilizando el arte mudéjar encontramos construcciones religiosas, iglesias y sinagogas en la zona de Toledo, y civiles, como el Alcázar de Sevilla.

Tras la conquista de Granada, en el siglo XV, el estilo mudéjar entró en decadencia aunque siguió utilizándose, extendiéndose a Canarias y América. En el siglo XIX con la aparición de las corrientes historicistas apareció el neomudéjar.