REPRESENTACIÓN DE LA NATIVIDAD

La Natividad de Cristo es una de las representaciones iconográficas más antiguas y populares del arte cristiano.
Adoración de los pastores (1650), B. Murillo
Forma parte del Ciclo de la Natividad, en el que se recogen diversos momentos relacionados con el nacimiento de Cristo, desde la Anunciación de la Virgen hasta la Presentación de Jesús en el Templo.

Adoración de los Magos, Catacumba
de Priscila (s.III)
Las fuentes para su representación las encontramos en la Biblia, en el evangelio de San Lucas y en algunos de los evangelios apócrifos (protoevangelio de Santiago, Evangelio Pseudo Mateo), aunque su representación varió a lo largo de los siglos, ya fuese en relación a los cambios dentro de la liturgia cristiana o a las decisiones tomadas en los diferentes concilios.

Las primeras representaciones conocidas las encontramos en las decoraciones de las catacumbas romanas y en los relieves de algunos sarcófagos, en las que se quería dejar constancia de las profecías que anunciaban la llegada del Salvador. Una de las representaciones más antiguas es la Adoración de los Magos en la capilla griega de la catacumba de Priscila, del siglo III, en la que se representó a la Virgen con Jesús en su regazo ante la llegada de los Reyes Magos.

Ábside Sta. María Tahull (ca. 1123)
Aunque no fue hasta algo más tarde que se empezaron a representar iconografías más amplias, como en los mosaicos del arco triunfal de la basílica de Santa María Maggiore de Roma, de mediados del siglo V, realizados para conmemorar la afirmación del dogma de la maternidad divina de María (Theotokos) en el concilio de Éfeso (año 431).

En estas primeras representaciones, se mostraba a la Virgen de manera hierática, sentada frontalmente con Jesús en brazos y en ocasiones acompañada por otras figuras, un buey, una mula, varios pastores o los Reyes Magos.

Fragmento frontal altar de Avià (s. XII)
A lo largo de la edad Media se fue introduciendo un nuevo modelo iconográfico aparecido en el arte bizantino en el siglo VI. La Virgen aparecía acostada, haciendo alusión al parto, y Jesús a su lado, en un pesebre, se mantenían las figuras del buey, la mula, los pastores y los Reyes Magos, la figura de San José, representado normalmente en un segundo término y de menor tamaño, se representaba aislado, en una actitud pensativa, y aparecerían nuevas figuras como los ángeles, para remarcar la divinidad de Jesús.

Este modelo se mantuvo hasta el siglo XIV, en el que la representación de la natividad se transformó en una adoración. La Virgen dejó de representarse acostada para aparecer de rodillas ante Jesús, desnudo sobre un montón de paja en el suelo o sobre el manto de la Virgen, acompañados por San José, también en actitud orante, el buey y la mula. Esta mueva iconografía, procedente de Italia, se basaba en el relato que describía la visión de Santa Brígida de Suecia y se extendió en el arte europeo hasta el siglo XVI.

Natividad, (s. XV) Fra Angelico 
Durante el Renacimiento reaparecieron las figuras de los ángeles y los pastores, la Adoración de los pastores se había convertido en un tema iconográfico independiente dentro del Ciclo de la Natividad. En el Concilio de Trento (1545-1563) se fijaron los dogmas de la iglesia católica y se establecieron las bases iconográficas de las representaciones, en la Natividad se prohibieron las figuras de las parteras, el buey y el asno y el baño de Cristo que se consideraron innobles, apócrifos y teológicamente erróneos, ya que el nacimiento de Cristo se consideraba algo puro y sobrenatural.

En el siglo XVII se volvió a una iconografía más humana, en la que la Virgen volvía a representarse recostada.

A partir del siglo XVIII, las representaciones de la Natividad siguieron el mismo esquema iconográfico, adaptándose a los modelos artísticos de cada momento.