ARTE CINÉTICO. ARTE EN MOVIMIENTO

Corriente artística basada en la estética del movimiento, toma su nombre de la rama de la mecánica que investiga la relación entre el movimiento de los cuerpos y las fuerzas que actúan sobre ellos.

A. Calder, Sin título (1937)
Tuvo una corta trayectoria dentro de la historia del arte.

El término cinético se usó por primera vez en el verano de 1920, cuando el artista ruso Naum Gabo publicó junto a su hermano Antoine Prevsner el Manifiesto Realista. En su manifiesto, se posicionaron en contra del arte estable tradicional el error heredado ya del arte egipcio, que veía en los ritmos estáticos el único medio de creación plástica, y abogaron por un nuevo estilo, los ritmos cinéticos, formas esenciales de nuestra percepción del tiempo real.

La idea era pasar de una escultura tridimensional (alto, ancho y profundidad) a una tetradimensional, añadiendo como cuarto factor el tiempo, al que se refirieron como movimiento, ritmo.

G. Balla, Dinamismo de un perro con
correa
(1912)
Anteriormente ya había habido intentos de representar el movimiento, en 1910, los futuristas grandes admiradores de la velocidad, lo habían intentado plasmar pictóricamente, pero a los artistas cinéticos no les interesaba la representación del movimiento, sino el movimiento en sí mismo, como parte de la obra.

Los artistas buscaron diferentes formas de introducir el movimiento en sus obras, creando diferentes tipos según la manera en la que este se producía.

Obras móviles que producen un movimiento real debido al aire, a un impulso manual, mediante motores, energías naturales... En estas obras la fuente de energía puede estar oculta o formar parte de la obra.

J. Soto, Esfera Caracas 
Obras penetrables, en las que se busca una unión con el espectador, no sólo desde un plano visual sino que también requiere de una interacción, el espectador debe entrar en ellas para crear y percibir el movimiento.


M. Pérez, Seriegrafía en celeste, lila y morado (2012)
Pictóricamente, el arte cinético, se basó en las ilusiones ópticas, en los cambios de colores, el ojo humano es incapaz de mirar dos superficies coloreadas violentamente contrastadas, y la luminosidad, dando sensación de movilidad en lugar de un movimiento real.

El arte cinético tuvo su apogeo a finales de los años 50, momento en el que toma su nombre y alcanzó su clímax en la exposición Lumière et mouvement, celebrada en 1967 en el museo de Arte Moderno de París, empezando a declinar en la década de los 70.

J. Tinguely, Metamécanique (1955)