ARTE DE ACCIÓN: HAPPENING-PERFORMANCE-FLUXUS

A finales de los años 50 aparece una nueva forma de arte que recibirá el nombre de happening, término que procede del inglés to happen (suceder, pasar) y que se puede definir como una acción artística, normalmente planeada, aunque con cierto grado de espontaneidad, que tiene lugar en un espacio y un tiempo determinado y en la que se busca la participación del espectador combinando elementos del teatro y de las artes visuales. 

Continuando con la postura de las vanguardias históricas, el happeninig se desvinculaba de los museos, espacios destinados a la conservación y exposición de objetos, y salía a la calle, plazas, centros comerciales. No era un objeto que se pudiese admirar, vender o comprar, era un acto único y efímero.

Aunque a finales de los años 60 se empezó a usar el vídeo como registro documental de las acciones, algo que fue rechazado por los primeros artistas que lo veían como una ruptura con las líneas más puristas del happening, contrarias a su comercialización.

Velada dadaísta
Podemos encontrar precedentes del happening en las veladas dadaistasentorno al Cabaret Voltaire (Suiza), a principios del siglo XX, donde realizaban diferentes representaciones en las que mezclaban poesía, arte plástico, música y acciones repetitivas. Nacieron a raíz de la I Guerra Mundial buscando una nueva forma de protesta y de interacción con el espectador.

A principios de los años 50 el espíritu dadá resurgió en el BlackMountain College, con un es­pectáculo, 4,33, en el que John Cage se sentaba al piano frente a una partitura en blanco, sin tocar una sola nota, los únicos sonidos eran los que provenían del público lo que contribuía a configurar el significado del acto, aunque es al artista Allan Kaprow a quien se le atribuye la primera representación pública de un happening, en la Reuben Gallery de Nueva York en 1959, titulada Dieciocho happenings en seis cuadros (18 happenings in 6 parts), en la que combinaba diferentes medios como música, proyecciones de diapositivas, esculturas, movimientos de baile, los invitados recibían un guión a su llegada y debían interpretarlo junto al artista.
18 happenings in 6 parts (1959),A. Kaprow
Junto con el happening aparecieron en los años 60 otras manifestaciones de arte de acción como la performance (actuación), en la que el artista, a diferencia del happening, no buscaba la interacción directa de los espectadores, sino que era él mismo quien se convertía en el elemento principal de la obra.

Mierda de artista (1961), P. Manzoni
Los artistas desafiaban al público a que reexaminaran los límites del arte y ampliaran su definición. Artistas como Piero Manzoni que, en 1961, enlató sus excrementos en 90 latas que etiquetó como Mierda de artista y vendió a peso de oro, algunas de ellas se exponen en museos y galerías de arte, otras han explotado debido a los gases acumulados.

Otros como Hermann Nitsch, artista principal del accionismo vienés, utilizaron la violencia física como un proceso catártico, intentando penetrar en la psique humana, mediante el uso de cadáveres de animales, símbolos religiosos y sexuales.
Performance, H. Nitsch
Algunos otros vieron en el cuerpo humano una base para crear su arte, el body art. Yves Klein, en 1960, decidió usar el cuerpo de varias modelos como pinceles, se embadurnaban de pintura azul (azul klein) y eran arrastradas por el artista sobre diferentes telas, el resultado eran unas obras a las que llamó antropometrías.
Antropometrías (1960), Y. Klein
Otra modalidad de arte de acción el Fluxus, estuvo más ligado a la música que a las artes plásticas. Creado en 1963, por el artista George Maciunas, sus objetivos eran más sociales que estéticos, declarándose anti-arte, contrarios a la práctica profesional del arte, la separación entre artistas y público y contra la visión tradicional del objeto artístico como mercancía.

Acción fluxus
Se basaba en la vivencia de un acontecimiento improvisado, mucho más simple que el happening y distanciándose del espectador, como, por ejemplo, sentarse en una mesa y beber una cerveza.

El arte de acción se convirtió en un arma contra los convencionalismos del arte establecido, en una reacción por parte de los artistas ante una sociedad consumista y saturada que degradaba el arte a mera mercancía, llegando a su apogeo en la década de los 70.